Espacio y Desarrollo
2016
28
75-101
10.18800/espacioydesarrollo.201601.004
1016-9148
Amazonía, deforestación, coca, tragedia de los comunes, bosque secundario
Los bosques en el valle del río Apurímac y Ene (VRAE), la segunda región cocalera del Perú, son recursos comunes públicos que se manejan como privados por los agricultores principalmente cocaleros, sin un control efectivo de tal uso por parte del Estado. La necesidad de sobrevivencia de los agricultores cocaleros, su percepción crematística sobre el bosque, y la mayor o menos disponibilidad de tierras constituyen factores determinantes en el ritmo de deforestación del bosque primario y secundario. Variables tales como la legalidad de tenencia del predio no parecen tener influencia. Sin embargo, otros factores también institucionales facilitan una ocupación del espacio muy desordenada y destructiva, tales como las políticas de Estado en los procesos de titulación y la debilidad o ausencia del mismo. Las organizaciones de base de los agricultores centradas en defender el cultivo de la coca y/o acceder a condiciones crediticias y técnicas para sus productos legales no consideran la defensa del bosque como un aspecto fundamental de su agenda. Tampoco existen organizaciones de base cuya agenda central fuese el control y la vigilancia de los recursos forestales. Todo ello nos induce a argumentar que los productores rurales amazónicos se encuentran atrapados en el dilema del prisionero, tal como lo plantearía G. Hardin (1968). Por un lado, la presión institucional y mediática los presiona fuertemente a no cultivar coca o deforestar y por otro lado, si ellos no lo hacen otros seguirán ese camino destructivo y se beneficiarán de manera inmediata de tal decisión. Sin embargo, su racionalidad no se debe exclusivamente a una lógica oportunista sino a una ética de subsistencia
Bedoya Garland Eduardo
Español
Articulo de revista academica